(Tercer) Diario de una joven maniática

sábado, 30 de mayo de 2009
61. Os levantasteis y al salir, desde la puerta creo que te vi, girar la cara y sonreír. Guiñaste un ojo y después os perdisteis por Madrid...
Los vampiros existen.

No lo sé porque haya leído la saga de Crepúsculo (que no), ni porque esté enganchada a True Blood (que sí).

Lo sé porque se han bebido mi sangre.


He tardado en descubrirlo, pero ahora ya no tengo ninguna duda. Llevo dos semanas yendo al médico a recoger los resultados de los análisis y siempre me encuentro con la misma respuesta:
-Todavía no están... es que los han mandado a tal hospital... es que tal hospital está de obras y...

¡Ja! A mí no me engañas, doctor. Has vendido mi suculenta sangre a un vampiro y nunca jamás voy a recuperarla.

Sobre quién es el vampiro, tengo dos sospechosos: las dos señoras que en mis dos visitas al ambulatorio en busca de mis resultados, han intentado interactuar conmigo en la sala de espera.

VISITA 1. SEÑORA 1. LA IMPORTANCIA DE DEJAR PREPARADA LA COMIDA LA NOCHE ANTERIOR.

Llegué a la consulta con diez minutos de antelación y enseguida se me acercó la mujer. En aquel momento no le vi aspecto vampírico, pero ahora que lo pienso, seguro que rondaba los 200 años.

-¿A qué hora te han dado?, preguntó.
-A las 8.55.
-Ah... pues si no te importa, voy a pasar antes.
-¿Perdón?
-Sí, sí, es que hoy tengo invitados a comer y tengo que preparar un montón de cosas, y...

En pleno discurso y ante mi atónita expresión, el médico abrió la puerta y me llamó. Ella se adelantó corriendo para contarle su rollo, pero el hombre de la bata blanca fue tajante:
-Sí, sí, claro, claro. Venga Laura, pasa.

¡Tomaaaaa! ¡Tomaaaaaaa! ¡Y devuélveme mi sangre, traidora!

VISITA 2. SEÑORA 2. LA IMPORTANCIA DE SER UNA COTILLA.

Llegué igual de puntual que la vez anterior y me senté al lado de otra señora. Craso error, pero no iba a quedarme de pie. Además, ingenuamente pensaba que podría ponerme a leer. En aquel momento, esa mujer no parecía una vampira, pero por la dentadura, bien podría serlo.

-¿Llevas la chaquetita al revés?, me preguntó. (En serio, ¿qué le pasa a la tercera edad en este barrio?)
-No, es así...
-Ahhhh, que es así modernita. Es que te había visto estas costuras y pensaba que estaba al revés. Pero ya veo, ya, que vas muy moderna tú.
(Sí, una fashion víctim soy ahora, no te digo...)

Y me habló de su vida, del poco tiempo que dedicaban los médicos a los pacientes... hasta que entré en la consulta y me dijo el médico, por segunda vez, que los análisis no estaban.

-¿Qué no están? ¡¿QUE NO ESTÁN?! ¿A quién le has vendido mi sangre, eh? ¿A quiééééén? Y lo más importante: ¿no podemos ir a medias con los beneficios económicos?

En fin, el médico me pidió el teléfono para llamarme cuando estuvieran, pero... ahora me doy cuenta del terrible error que cometí. Va a darle mi número al vampiro que se está bebiendo mi sangre, y entonces me localizará...

... y vendrá a por el resto. Pero no os preocupés, he tomado medidas. Persona-con-la-que-vivo dice que últimamente me huele el aliento... pero no es eso. Es que llevo siempre escondido en el bolsillo unos dientes de ajo...

posted by LauraConChocolate @ 12:54   19 comments
sábado, 16 de mayo de 2009
60. Que es preferible nadar en quimeras a esperar en la orilla...
ESCENA 1. Interior, día.

Suena el despertador. Laura pega un grito.
Nooooooooooooooooooo! ¡Nunca volveré a hacerle caso a mi madre!

ESCENA 2. Interior, día.

Un mes y medio antes.
-Laura, dijo mi madre por teléfono. Quiero que te hagas un análisis de sangre en Madrid, porque blablablabla.
Noooooooooooooooooooooooooooo!

ESCENA 3. Interior, día.

Laura llega a su edificio y abre el buzón. Se encuentra con publicidad del Telepizza. Y esto:

Acompañado de una nota: Cariño, no te sientas obligada, pero si te animas a hacerte el análisis en Madrid, esto es lo que tienes que llevar.

Definitivamente, mi grito de "noooo" sonó poco convincente...



Entonces lo vi todo claro: tengo 24 años, he sobrevivido a una reunión de vecinos, me he quedado atrapada en un ascensor, conseguí salir ilesa de los barrios marginales de Lisboa, y con trece años estuvieron a punto de captarme en una secta (puedo explicar esto próximamente) ¿De verdad no puedes atreverte a hacerte un análisis de sangre tú solita?

-Persona-con-la-que-vivo, ¿tú me acompañarías al ambulatorio a hacerme un análisis?
-Sí.
-Hecho.

(Vale, ya sé que no es "sola" exactamente, pero por algo se empieza)

ESCENA 4-20. Interior, exterior, día, tarde, noche.

Diversos y variados momentos dramáticos de "¡horrorrrrr!", "¡voy a morir!", "¿por qué yo?", etc.
ESCENA 21. Interior, día. (Muy de día...)

Llega el día D. (Del análisis De sangre)

Volvemos a la escena 1.
El despertador suena muy temprano.
-Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Así que así es exactamente como suena la muerte, comprendo yo.
Persona-con-la-que-vivo desayuna mientras yo miro mis bracitos: lo siento, chicos, uno de vosotros dos será el elegido. No me lo tengáis en cuenta. Os compensaré en verano poniéndoos morenitos.

Escena 22. Interior, día.

Llegada al ambulatorio.

Laura se queda parada delante la puerta. Persona-con-la-que-vivo tiene que arrastrarla.
-Vaaaaamos...
-¡Nooo! ¡Quiero ir a comer Lacasitos y a tirarme por el tobogán de ese parque, no quiero ir a pincharme!
-¿Cuántos años tienes?
...

Escena 23. Interior, día.

La sala de espera.

Laura observa a los señores que están delante de ella y pide turno.

Y entonces...
-Así que voy detrás de usted, ¿no? (...) Muy bien. Yo es que verá, tengo un pequeño problemilla. Vamos, que me suelo marear. Aunque si me tumban en una camilla no pasa nada. ¿Usted cree que habrá camillas? Porque si hay camillas, yo tan tranquila. Ahora, que si no hay camillas... ¿entonces cree que podré tumbarme?

Persona-con-la-que-vivo me mira atónito.
-¿Qué pasa? ¡El primer paso para superar un problema es reconocerlo!

ESCENA 24. Interior, día.

La directora Trunchbull.

Una mujer tal y como la del dibujo (directora del colegio de Matilda, libro recomendadísimo -sobre todo si tienes diez años-) se asoma por la puerta.




-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!, me dan ganas de gritar. ¡Dime que esa mujer no es quien va a pincharme!

Persona-con-la-que-vivo me mira preocupado.
-Uf... espero que no... venga, tranquila.
-¡AAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHH! ¡Que esa mujer es capaz de sacarme sangre sin usar aguja!

Entonces la directora Trunchbull habla, perdón, grita:
-¡Traed todas las orinas!

¡Uf!, esta sólo le dedica a coger pis (por fin entiendo por qué tiene esa mala leche)

-¡Menos mal!, reconoce persona-con-la-que-vivo. Hasta yo estaba asustado...

Escena 25. Interior, día.

-Ya te toca a ti, me dice una chica. ¡Suerte!

Laura entra en la sala de los horrores.

Escena 26. Interior, día, y sangre.

Laura suelta el discurso que traía aprendido:
-Buenos días. Me suelo marear, así que si pudiera tumbarme en una camilla...
-¡Pues vamos a la camilla!


Me tumbo, y persona-con-la-que-vivo dice:
-Tú mírame a mí.
-¡No puedo! ¡Tengo que tener los ojos cerrados!
(manías...)

Y hablando de la vida en general y del valenciano en particular, pasó el mal trago.

Así de fácil.

¡PRUEBA SUPERADA! Me porté como una campeona :)

Escena 27. Interior, día.

Laura está sentada en la mesa de un bar. Persona-con-la-que-vivo llega con una taza de chocolate y varios churros.

¡Esto compensa cualquier sufrimiento!

Así que chicos, siento si os ilusioné con el reparto de mis pertenencias... :)

posted by LauraConChocolate @ 18:43   20 comments
lunes, 11 de mayo de 2009
59. Que no me falte ni una pizca de coraje...
... y nunca el título estuvo tan acertado.

Y es que... Hoy es un día trágico.



(Voz de Robot)Esta entrada está autoprogramada. Se publicará automáticamente el 11 de mayo a las 8:30 horas.

En ese momento yo no estaré sentada delante de mi ordenador (por desgracia). De hecho, no sé ni siquiera si estaré... en el mundo de los vivos.

Por esa razón he decidido dejar aquí mi testamento.

TESTAMENTO

-A todos los que no comprenden lo difícil que es para mí un análisis de sangre (he ahí la causa de mi defunción), no les dejo NADA. Sólo el deseo de que no tengan que pasar por este duro trago y no sepan lo que es sentir fenecer en una inmunda camilla.

-No poseo grandes bienes materiales, pero tengo un contrato hasta diciembre en archiconocida-productora-de-televisión que se lo dejaré a quien me envíe una prueba de guión y me haga reír. Ay, calla, que estoy muerta. En ese caso, el contrato es para el primero que lo pida.

-También tengo una notable colección de gafas de pasta de colores. Las dejo a repartir entre mis amigos miopes.


-Mis bolsos (unos cuantos) se los dejo a mi hermana, que siempre pierde el móvil y la cartera (supongo que por no llevar bolso).

-Mi ropa y mis botas (otras cuantas) las regalaré a quien prometa llevarlas con estilo, que para eso me las he comprado.

-Mi pijama, mi prenda favorita, se la dejo a persona-con-la-que-vivo. No porque le guste dormir con camisetas de Hello Kitty, sino porque así es como quiero que me recuerde: con mi pijamita, resguardada en el sofá, feliz, alejada de las agujas...

-Mis libros (95% chic lit), sin ninguna duda, son para ti, Sara, ya no creo que importe que arrugues las puntas.

-Mis plantas, que se han convertido en algo muy importante para mí desde que estoy en Madrid, son un regalo para mi madre y para la madre de persona-con-la-que-vivo. No sé por qué, pero las plantas son una cosa muy de madre.

-Los cuadros y los adornos quiero que persona-con-la-que-vivo los venda y se haga un buen viaje. Podéis comprarlos. Atentos a E-Bay. No seais roñosos. Me pertenecieron.

-Mi taladro, ay cómo lo quiero, es tuyo, papá. Gracias por enseñarme a poner estanterías. Las rubias seremos tontas, pero a mañosas no nos gana nadie.

-Mis peces son para vosotros, blogueros. Nadáis, como ellos, en el océano de la red, y además algunos también tenéis poca memoria. Les daréis de comer una vez al día, pero no recibiréis mucho cariño por su parte. Ya sabéis: lo importante es dar, no recibir.

-Mi cuerpo lo donaré a la ciencia. O a lo mejor a un museo.

En fin, parece que se acerca la hora de mi... análisis de san&$&@. Siempre se van los mejores. Recordadme con cariño. Y si os acercáis a mi tumba, perdonad que no me levante.

posted by LauraConChocolate @ 08:30   18 comments
¿Qué puedes hacer cuando eres una maniática crónica y tu vida da un giro de 180º? ¿Volverte loca? Bah, ya lo estaba de antes. ¿Darte cabezazos contra la pared? No, estropearía mi rubia melena. ¿¿¿Entonces??? ¡CAMBIAR TAMBIÉN DE BLOG! :)
Me he traído a las niñas :)

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